30 de marzo de 2009
Una tardecita cualquiera por Baires 05
Bueno, después de muchos apretujones, logré zafar de esta multitud, terminé de beber mi gaseosa, ¡Bah! Lo poco que no se había volcado sobre mi ropa y las de las unos que no me dejaban pasar, cateandome con la mirada y continué con mi idea de ir al cine, suficientemente informado de lo peligrosa que estaba la ciudad y de como el delito campeaba a sus anchas.
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