Esa noche Angelina sintió que una mano poderosa la sofocaba, la aprisionaba , luchó con toda su alma contra esa figura que extrañamente parecía querer decirle algo.
Despertó jadeante empapada en sudor.
-¡Qué pesadilla! No le contaré a Lionel, eso solo serviría para que siga con sus bromas tontas.
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